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Mucha gente ya no concibe su vida sin compartir absolutamente todo lo que hace o sin exhibir sus fotografías a través de Facebook, Twitter e Instagram, que son las tres más utilizadas en todo el mundo.
La revolución tecnológica ha conseguido romper las barreras del tiempo y del espacio entre las personas a golpe de clic. Sin embargo, el uso de las nuevas tecnologías tiene una cara menos romántica cuando se asocia al estrés.
El tecnoestrés está relacionado con la tensión provocada por los cambios, en las profesionales de la información y la comunicación está unida a la adicción.Es un hecho que muchos niños que las redes sociales han cambiado nuestras vidas es algo evidente. Es raro que a día de hoy la gente no tenga un perfil en Facebook o Twitter, sobre todo entre personas jóvenes.

No solo usamos las redes para comunicarnos de una manera rápida y efectiva. Hace tiempo que estamos enganchados y sentimos la necesidad de vivir 'conectados' continuamente.
A la larga este tipo de actitudes pueden terminar resultando perjudiciales. Abusar de estas herramientas o hacer un mal uso de ellas pude generarnos innumerables problemas. Por ejemplo, pueden hacernos perder la atención y descuidar otras tareas más importantes.
Si la cosa va más lejos y desarrollamos dependencia a internet y, en concreto, a las redes sociales podemos encontrarnos con situaciones muchos más graves como la ansiedad o la tristeza.os de ahora tienen teléfono móvil a partir de los 10 años más o menos.Ahora bien, resulta que los niños ya no se conforman con cualquier móvil, sino quetiene que ser el de última generación, y si no se avergüenzan ante sus amigos y prefieren dejar su obsoleto teléfono en casa. 

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